En nuestra Premier letter de Mayo hicimos un sencillo test de stress a una muestra aleatoria de 5.000 empresas con facturación entre 500 mil y 5.000 miles de euros, aplicando una reducción en su cifra de negocio de 1/3, con el resultado de que más del 80% de las compañías entrarían en pérdidas y en una parte significativa de ellas estas pérdidas “consumirían” la totalidad del capital.

Seis meses después, la realidad apunta a que si bien hay una serie de sectores en los que la pandemia no ha impactado de forma extrema, en otros, los más afectados, el impacto ha sido mucho mayor del esperado y aún lo será más. A ello se une el hecho de que las ayudas que procederán de Europa tienen “apellido”, de forma que lo que no tenga un componente “verde” o “digital” no será objeto de atención.

Por todo lo anterior, en diferentes foros comienza a hablarse abiertamente de que la economía y el Estado no pueden seguir ayudando y otorgando “respiración asistida” a compañías que ya no van a ser viables. Es decir, que damos por perdido ya una parte, no menor, de nuestro tejido empresarial: ¿nos hemos parado a pensar cuál será el coste de dar por perdidas a estas empresas, que antes de la pandemia eran perfectamente viables?, ¿cuánto tiempo y dinero costará recuperar este tejido empresarial?.

Aun estamos a tiempo de no dar nada por perdido, a pesar de la negativa evolución de la pandemia: a diario nos encontramos, simplificando el análisis, con 2 tipologías de compañías con problemas: unas que “están en la UCI”, dado que apenas tienen actividad y pierden dinero cada día, debido a que sus gastos son mayores que sus ingresos, y soportan un volumen de deuda que se incrementa día a día, y otras que “están en planta”, con unas ventas que les permiten cubrir sus costes de explotación, pero que, antes o después, no podrán afrontar la deuda financiera que tienen, en la mayoría de los casos “hibernada”.

En las segundas, el tratamiento a aplicar debe ser una planificada y ordenada reestructuración de su deuda, reforzando su capital si fuera necesario, y en las primeras ¿qué se puede hacer?: ¿deben cerrar?, ¿debe aprobarse un “ingreso mínimo vital” para ellas?, o deben “reinventarse” e identificar nuevas fuentes de negocio.

En cualquiera de los casos, ya sean “procesos de reestructuración” o “procesos de reinvención”, no podemos dar nada por perdido y, para ello, es fundamental contar con el asesoramiento de firmas especializadas como Premier Corporate Group que aportan su experiencia y una visión global que es clave en momentos de crisis.

Más allá de la financiación acogida al aval de las líneas ICO Covid19, las empresas están teniendo un menor acceso a la financiación bancaria, como consecuencia de la crisis generada por la pandemia. Esta situación se agudizará, además, si el mapa bancario en España se sigue concentrando, lo que llevará, todo ello, a un desarrollo mayor de la financiación alternativa en nuestro país, en línea con lo que ocurre en otros países.

La financiación alternativa, que debiera ser complementaria a la de la banca, ha estado muy especializada, bien en soluciones para el circulante, bien en compañías de un tamaño mínimo, pero, poco a poco, va ampliando su “target” de inversiones.

Se trata de un mercado poco conocido pero muy profesionalizado en el que siempre es importante contar con el asesoramiento de firmas especializadas como Premier Corporate Gorup que, tras identificar las necesidades de la empresa y en base a un conocimiento “experto” del mercado, diseñan la estructura óptima de la financiación a implementar.

Desde financiación con la garantía de activos (“asset finance”), hasta operaciones de préstamo a largo plazo con estructuras flexibles de amortización: son diversas las fórmulas de financiación que puede encontrar una empresa dentro del mercado de financiación alternativa.

Poco a poco, las empresas debieran ir acercándose y conociendo este mercado, con el objetivo no sólo de encontrar financiación para cubrir sus necesidades, sino de diversificar sus fuentes de financiación.

La crisis del Covid19 está imponiendo una economía sin contacto –“low touch economy”- e impulsando la transformación digital de las empresas. El teletrabajo, la telemedicina, la educación a distancia o los “webinar” son algunos ejemplos de cómo hemos sustituido relaciones personales por relaciones a distancia.

Las empresas se han visto obligadas a analizar el impacto de la pandemia en sus relaciones con clientes, con proveedores y con empleados, debiendo adoptar medidas para mantener su actividad diaria dentro de esta “nueva realidad”, con el fin de minimizar cualquier riesgo de contagio.

Muchas de estas medidas se quedarán ya para siempre, pero otras no: la gestión de clientes y la de las personas/equipos, por ejemplo, requieren un contacto directo y personal que es insustituible, y ahora, más que nunca, somos conscientes de ello.

Sí que es importante que las organizaciones aprovechen este nuevo entorno y analicen todos sus procesos para, si es posible, optimizarlos y, sobre todo, identificar, en el contexto actual del mercado, dónde está el verdadero “core” de nuestro negocio, ejercicio que en muchas ocasiones nos traerá reflexiones estratégicas importantes: ¿cuál es “core” del negocio de El Corte Inglés, Mercadona, Inditex o el Banco Santander?.

El pasado 9 de Julio el Banco de España publicó el informe trimestral de resultados de las empresas no financieras referido al primer trimestre con la siguiente conclusión para la muestra de empresas que componen el estudio: caída del 63% del resultado ordinario neto, teniendo en cuenta que el estado de alarma sólo afectó a la segunda mitad del mes de marzo.

Sin duda la tónica será la misma en los próximos trimestres: caídas de resultados y, además, aumentos significativos de endeudamiento. Con este panorama, ¿qué ocurrirá en el 2021 con la financiación de las empresas?: PLANIFICACIÓN Y ANTICIPACIÓN:

  • Cierres mensuales que permitan ver mensualmente la evolución de la compañía.
  • Previsiones trimestrales de caja para visibilizar la tesorería a corto plazo.
  • Estrecha relación con los proveedores financieros.
  • Planificación mensual de los próximos 12 meses, bajo un escenario de máxima prudencia e identificación de medidas para no que haya tensiones de liquidez.

Tras el final del estado de alarma, afrontamos una fase de incertidumbre, a la espera de la vacuna, en la que las compañías deberán afrontar procesos de reestructuración/reorientación de cuyo éxito dependerá la viabilidad a futuro de su negocio.